Estaba yo recordando el bar Azul de la calle Pizarro en Zaragoza. Qué buena música. Qué buen ambiente. Era tan pequeño que parecíamos estar todos en familia. Pero todo lo contrario, por ese bar se presentaba gente de aquí y de allá. Gente con gustos musicales dispares: desde el pop más azucarado, hasta el rap más corrosivo. Y qué bien lo pasábamos, oiga. Así. Así es como se educan los oídos, escuchando un poco de todo.
El bar Azul era el punto de encuentro con el novio y con los amigos. Era tan perfecto para empezar la noche como para terminarla. Era tan cojonudo que hasta se dejaba caer el tío más bueno del instituto de vez en cuando, ¡ja! Entonces era cuando la menda lerenda salía de su "zona de confort" (algo así como si El Huesca jugase en casa, pero lo hiciese contra el Real Madrid).
Esto era, más o menos, lo que ocurría en mi cabeza.
-> ¡Fua! Mira quién ha llegado... ¡La madre que lo echó! ¡Olé, olé y olé! ¡Eso no es caminar, eso es hacerle cosquillas al suelo!
- ¡Venga, tira! Deja de babosear, que parece que no has visto hierba fresca en tu vida. ¡Y tenemos novio, recuerda!
-> ¡Pero qué novio ni qué leches! Tiraaa y vamos a divertirnos. Venga, dile a tu novio que vas al baño y pasamos por al lado del mazas.
- Va, un poquito de serenidad, aunque sea sólo por respeto a nuestro novio. Deja de girar la cabeza y vamos a divertirnos con lo que tenemos… ¡que muchas pagarían por lo que tú tienes al lado!
-> ¡Pero qué dices! ¿Pero no has visto lo bueno que está el otro? ¡Pero si está para hacerle un favor! ¡O los que quiera!
- Venga, venga, Pau, que la vamos a liar. Nuestro novio no se merece esto, guapa. Girémonos y terminemos la cervecica, que se está calentando. ¡Y deja de mirar pa'llá, que la estás liando!
-> Serás cenutria. ¡Que lo tienes al laaado! Y para mí... sí, sí... para mí que va sin novia.
- No hagas caso. ¡Y ríete! que nuestro novio creo que ha dicho algo gracioso.
-> Pedazo de mojigata. (…) A ver qué está bebiendo… ¡Coño, es zurdo!
- ¡Va, Pau! Nosotras como si nada. A lo nuestro. No es la primera vez que coincidimos con el chaval y siempre ha mostrado desinterés. Juega en otra liga, pajarita, no te olvides. Tú céntrate con lo que tienes: "Mejor cabeza de ratón, que...".
-> ¡Pero quién dice nada de jugar! Aquí se está hablando de mirar. De alegrarse la vista un rato. El chaval está a lo suyo y nosotras só-lo-mi-ra-mos.
- Pssss… ¿Qué es lo que decimos siempre nosotras, Pau? ¿eh? "Quién juega con fuego…". Venga, venga, a lo tuyo. Mira lo guapetón que está hoy nuestro novio. Non fotis.
-- Ok, ok. Echo una última miradita y ya me despacharé yo luego en casa. ¡Dios! ¡Qué hartita estoy de todo esto! ¿Por qué no habré nacido con una moral un poquito más relajada?