Descubrimos el antiguo autódromo de Sitges hace un año por pura casualidad mientras cotilleábamos San Google Maps. En el circuito no se puede entrar con el coche, pero sí que puedes acceder a él si aparcas a 100 m y vas andando. Llama la atención que la carretera de acceso esté sin asfaltar (lo que revela aún más la orfandad de este lugar). No obstante, en YouTube hay vídeos donde se ve que lo abren de vez en cuando para que la gente se haga unas vueltas (Haz click aquí). Como curiosidad diré que debajo de las gradas hay una pequeña casa donde vive un señor con gallinas, bien podría ser el guarda del lugar -pero, vaya, que a nosotros nos ignoró por completo-.
El autódromo es un sitio especial, yo diría que tiene duende. Lo más llamativo son las vistas infinitas del circuito y sus agresivos peraltes. No se ve ningún edificio por los alrededores, sólo hay naturaleza, así que la sensación es de hecatombe total. Sin duda un sitio fantástico para darse un paseo, echar unas fotos y hablar con un buen amigo.