lunes, 4 de octubre de 2010

SIN IR MÁS LEJOS


La semana pasada acudí a la inauguración de la Sexta bienal europea de paisaje en la Escuela superior de arquitectura de Barcelona ¿Qué pintaba yo allí? bueno, la verdad es que más bien poco, pero uno de mis compañeros de piso (somos cinco) es arquitecto y colaboraba en la organización de esta bienal. Y, claro, había que ir.

Según explicaron a los asistentes, este año habían participado la friolera de 90 universidades de todo el mundo enviando sus proyectos; de los cuales, sólo 200 habían sido seleccionados.

Mi compañero Pietro me chivó que los mejores venían por parte de las universidades estadounidenses. Así que allí que me fui, al pasillo made in USA.

Como podréis imaginar mi criterio a la hora de valorar estos trabajos queda reducido al más puro plano estético, el resto es cosa de todos esos señores que han estudiado durante cinco años áridas materias. No obstante, os puedo decir que los proyectos estadounidenses también eran los mejores en la presentación: legible; bien estructurada y con un toque de modernidad, uyendo de la típica iconografía noventera.

En este conjunto destacaba sobre todos uno llamado Karst Palace. Este proyecto, de la Universidad de Harvard, jugaba con la unión de miles de puntos (puntos que debían representaban un "algo", he aquí mi ignorancia en el tema). Luego, estas uniones se superponían creando coloridas mallas. Visualmente este proyecto quedaba impactante y muy atractivo, a nadie le pasaba desapercibido. Aunque mi deleite y sorpresa final vino cuando hice la foto a la cabecera del proyecto. Ahí estaban plantificados los nombres de dos aplicadas españolitas.