jueves, 12 de julio de 2012

Pues no ha llovido ni nada


Y lo que me ha cambiado la vida, oiga. Seré breve: Vendí la casa, me mudé a Barcelona, me casé y me reproduje. Por lo demás, todo igual: sigo teniendo migrañas, sigo enganchada a la Wacom y mataría por ir de tapeo con mis amigos por El Tubo o La Magdalena.
La cosa es que llevo unos días haciendo acopio de antiguas ilustraciones para un proyecto que comparto con mi buen amigo Pablo Ferrer. Así que he tenido que tirar de discos virtuales, blogs y demás sitios web para rescatar algo de material gráfico. Es abominable el rastro que una persona va dejando en la red a lo largo de los años. Aunque he de decir que también es adorable recordar cuando prefería ir sobre ocho ruedas antes que sobre unos tacones o cuando evangelizaba a los amigos en pro de un Mac o cuando era inmune al brebaje de D. José Cuervo. Qué de recuerdos, madre. Y ahí están, al alcance de todos.Y ahí los dejaré, al alcance de Daniela.

6 comentarios:

Möbius el Crononauta dijo...

Sapristi.

Toño V. dijo...

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/08/21/actualidad/1345563468_581914.html

Toño V. dijo...

Pues eso... que si te has ido tampoco te pierdes nada. Saludos.

edhigy dijo...

x;P

edhigy dijo...

Lo leí ayer. Me llegó al alma lo de "una particular aficionada a la pintura". Gracias por compartir.

Apuf dijo...

Yo cada vez que pienso en lo que voy a dejar al alcance de mis hijos... La cara que van a poner cuando vean las payasadas que hacíamos sus padres por el mundo.