jueves, 30 de agosto de 2007

Una docena de cardos


Nadie le había regalado flores, siempre presumía de no ser una tía "babas".
15 de agosto, el infierno andaba de veraneo por los Monegros. Aire seco y sol recalcitrante. Ricardo volvía de un paseo de más de media hora y traía una docena de cardos en una mano. Ella miró el tosco matojo y se echó a reír. Necesitaba demostrar a su novio que había entendido la vacilada y que había estado ingenioso al canjear rosas por cardos. Entre risas ella le pidió una foto. Posturita estudiada y clic! directa a la tarjeta de 1Gb.

Es él el que se ríe ahora cada vez que su novia mira la foto y se le escapa un supirito sentimentaloide.

martes, 7 de agosto de 2007

MAMÁ, LA GRAVEDAD ME METE MANO



La última vez fue en el FIRE (festival independiente de la ribera del Ebro, en Gallur). Muy recomendable...

Chimo Bayo a los aparatos. Y yo, que tengo el poder de la oportunidad, meándome a ritmo de "Ésta sí, ésta no...". Dios! no aguantaba más. Con un rapidísimo "¡¡chicos, me piro al baño, sujetadme esto!!" salí por patas de la cancha de basket, salté la minipiscina-meadero, corrí entre la gente que bailaba en el segundo escenario y de un brinco me metí al wc.

Después de despachar dos gintonics y una cerveza, recordé angustiada que Chimo seguía en el escenario, y que, seguramente, estaría a punto de acabar. Metí la directa para atravesar las viejas piscinas municipales lo más rápido posible. ¡¡¡Uno, otro y otro!!! Maradona en sus tiempos no driblaba ni la mitad de bien que yo aquella noche. Pero claro, él pisaba el césped con botas de tacos y yo, hacía lo propio, con unos sencillos "maripís".

En fin, que se lo puse a huevo y, una vez más, la gravedad hizo que mi culo besara el suelo y, por qué no, que rebotará un par de veces como propina.

Lo peor no fue joderme la rodilla, ni manchar mi impoluto pantalón blanco, ni siquiera escuchar cómo la gente de los alrededores comentaba el hostiazo. Lo peor, queridos míos... ¡¡¡fue que me quedé sin ver el final de Chimoooo!!!.

Eso sí, reafirmo mi creencia; la gravedad es una tía muy zorra a la que, una vez al mes, le gusta sobarme el culo.