jueves, 13 de marzo de 2008

MI MANO IZQUIERDA


La falta de habilidad reduce un objeto a pequeñas piezas imposibles de ensamblar.
Lo que pasó, no le pasó a un anillo de cristal de Murano, ni a una bonita talla en alabastro, ni tan siquiera a un plato recuerdo de tan turístico lugar. Lo que pasó, pasó y no hay más. La torpeza para el diestro es una zurda, lo que para el zurdo es una diestra. Y es que las delicatessen se hicieron para ambidiestros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y los que somos ambizurdos??

edhigy dijo...

Los ambizurdos estamos condenados... una pena, oiga.